Documental en español, subtitulado en francés

seguido de un debate con el director

El pequeño Rubén Juárez, el que fabricaba bandoneones de papel, ya era adolescente a la muerte de Julio Sosa, el tanguero estrella que desafía la moda anglosajona en Buenos Aires de los años 60. Entonces Rubén retomó la antorcha. Su rara cualidad de bandoneonista-cantante lo convirtió en un fenómeno único en la historia del tango-canción encarnado durante tanto tiempo por Carlos Gardel.

Atravesó el período 1965-1982, años oscuros para Argentina y más aún para el tango, como el intérprete capaz de perpetuar la excelencia de los solistas de la edad de oro de las orquestas de los años 40. Siguió entonces una veintena de 33 rondas, demostrando una sensibilidad y un dominio interpretativo raros. Pero quería más, quería empujar el tango, enfrentarlo, acercarlo también a la juventud que se había alejado de él. Se relacionó entonces con las estrellas del pop y del rock argentinos, imponiendo su swing, su sentido de la improvisación.

Personalidad desbordante, artista de una integridad feroz y abrasiva, escribió su leyenda con su bandoneón blanco, a través de las noches sin fin de su cabaret, El Homero, dirigido en familia. Desapareció el 31 de mayo de 2010, a los 63 años. Se había convertido en "El Último", el último de los gigantes. Lejos de ser hagiográfico, este calificativo de uno de sus letristas le ofrece su justo lugar en la historia del tango, un paraíso artístico conquistado al precio de una trayectoria atormentada.

Grandes nombres de la música emblemática de Buenos Aires han venido a testimoniar para este documental ante la cámara de Jean-Luc Thomas y Alejandro Venturini lo que fue Juárez, su personalidad, su singular genio y su legado artístico. Sus hijos, su esposa, también abrieron el libro de una tribu cuyo jefe, afable y tonificante, golpes de corazón y de boca, acechaba sin cesar el nuevo desafío, el próximo tango. ¡Y quien lo ama lo sigue! Sus conciertos se terminaban con su grito de guerra: ¡Viva el tango!