Simón de la montaña
Gran Premio de la Semana de la Crítica en el Festival de Cannes 2024.
Federico Luis, 2024, 1h 38 min
No puede haber otra mirada sin otros sonidos. El primer largometraje del director argentino Federico Luis, por ejemplo, es un ejemplo perfecto de ello. En primer lugar, está el viento de las alturas andinas, el continuo obstinado y violento que acompaña la excursión de altura -de por sí bulliciosa- de un grupo de jóvenes adultos neuroatípicos, a los que el cineasta ha decidido retratar como hiperperceptivos. De eso trata la película, como lo demuestra poco después, a la vuelta de la montaña, el audífono que un joven compañero de escalada regala a Simon en el autobús, y que muy pronto se convierte en el objeto emblemático de la película. Es este contrapunto al zumbido de los escenarios habituales de inclusión lo que confiere a la película toda su fuerza. Simon, más que querer oír al otro, quiere oír como el otro. Y más concretamente, oír mal como el otro. Aunque él mismo no es - al menos oficialmente - discapacitado, su objetivo es unirse al grupo en el que se encuentran Pehuén, su nuevo amigo, y Kiara, de la que podría enamorarse. El actor Lorenzo Ferro está excepcional, interpretando a un personaje fascinante, desprovisto de cualquier angelismo, que navega entre dos mundos y del que la película nunca nos dice si está actuando o si acaba convirtiéndose en quien decide ser.
A medio camino entre el romance, la teen movie, la comedia existencial y el drama familiar, Simón de la montaña se sitúa muy cerca de la cima.
Thierry Méranger, Les Cahiers du Cinéma